28 septiembre 2021


                                                               Los mismos errores.



Últimamente suelo reservar las cervezas que mi salud me permite para momentos especiales y en buena compañía, sin embargo, la calderilla de la compra de última hora parece tener especial carencia a dirigir mis pasos y los minutos restantes hacia el bar de confianza, con la promesa de una conversación amena con algún viejo conocido, porque a día de hoy, amigo es un título poco frecuente.

Inevitablemente, mi presencia desata el debate político, a pesar de estar lejos de mi intención, pero tampoco puedo evitar responder como es debido cuando la situación lo requiere.

Al borde de liar el pitote, bastante caliente por el ensalzamiento de Rajoy que estaban elaborando, y tras aclararles que lo único que hizo el gallego del puro, fue seguir a pies juntillas lo que le mandaba la del Frankfurt, porque de su programa electoral no cumplió un sólo punto, uno de los adoradores confiesa que a su avanzada edad jamás ha votado.

En un tono poco adecuado, le indico que al no ejercer su derecho a voto, no tiene derecho a opinar bajo ningún pretexto en temas de política, dándose el caballero por ofendido, sin pasar a mayores tras aclarar el asunto, la importancia de votar, el valor de voto en blanco y la participación ciudadana.

La conversación se disuelve, al contrario que mi preocupación, al ver que ante la incompetencia de Sánchez, Rajoy era un fenómeno, Rivera un mito, y Casado, el Redentor, mientras Ayuso es el fichaje estelar que solucionará el mundo, y de haber estado presente algún socialista, también hubiera tenido que adoptar una postura genoflexa ante las virtudes de Iceta.

El punto álgido es cuando Abascal es acusado de seguir siendo parte del PP.

¿De verdad?

Sospecho que las próximas elecciones, visto lo visto, no vamos a solucionar nada, porque el tiempo difumina con rapidez los malos recuerdos enterrándolos en otros peores y nos lleva a cometer una y otra vez los mismos errores, a pesar de las evidencias que indican que lo que no fue solución entonces, no lo será ahora, con unos dirigentes más cobardes, más corruptos, y más entregados a mantener una cuota razonable de poder sin importar el precio.

Seguimos siendo un rebaño, adiestrado pala balar en tono alto o bajo, según se indique, sin posibilidad de variar el tono, y mucho menos la melodía, porque el ser humano pone siempre la pertenencia y aceptación del grupo a sus propios intereses, sin observar, que todos los que le rodean tienen los mismos intereses, y que estos, son inalcanzables mientras sigamos balando la melodía establecida.

Tiempo perdido y cerveza desaprovechada.


 

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