20 septiembre 2021

 


                                  EN DEFENSA PROPIA II



Tras un merecido descanso bajo la sombrilla, las fuerzas perdidas parecen recuperadas, y alentadas por nuevos objetivos. No hay nada como alejarse un poco para tener otra perspectiva de lo que te rodea.

Después de darle muchas vueltas al porqué de la situación política que sufrimos, y de evaluar las acciones que puedan en mayor o menor medida contribuir a una mejora de la situación, descarté que la solución sea elegir a otro presidente, cambiar los candidatos o votar a otro partido, ya que, a fin de cuentas todos chapotean en la misma charca, y el que no se reboza solo acaba inevitablemente salpicado.

Tenemos que cambiar de actitud, y hacer que cambien de comportamiento, con las únicas armas de que disponemos, las urnas.

En estos tiempos, con la opinión pública a sueldo, el voto radicalizado a ambos bandos y un cincuenta por ciento de personas que han perdido, con razón, la confianza en los políticos, doblegar a estos no va a ser tarea fácil, pero desde mi punto de vista, se aleja mucho de ser imposible.

Aquellos que tienen su voto definido, adelante, nada tengo que ofrecerles, nada que sugerirles.

Este proyecto se basa en aquellos que no votan. La fuerza de su voto es la pieza clave para dinamitar el poder de ésta mafia que tenemos instalada en el Gobierno.

Aquellos que no quieren votar a nadie, deben hacer exactamente eso, votar por nadie, para que nadie ocupe un escaño con su no voto.

Paso a paso voy haciendo mi trabajo, y una tras otra voy sumando décimas, con conocidos y amigos que comprenden el proyecto y la intención, y que recoger sus frutos es algo a medio-largo plazo.

Si los de abajo se mueven, los de arriba caen, no es ningún secreto, y dirijo mi esfuerzo en poner a los de abajo a bailar a ritmo de rumba, o de lo que se tercie.

Asumo, por enésima vez, que por ello seré criticado y me da exactamente igual, creo que es lo que debo hacer.

Siendo muy optimista, si consigo captar al cincuenta por ciento de los abstencionístas, con el voto blanco computable, quedarían tantos escaños vacíos como un partido de primer orden, dando un buen disgusto a la prepotencia de los partidos, y siendo una protesta evidente, que envíe al paro a unos cuantos gañanes.

No será mañana, o si, depende de nosotros.

Lo que queda claro es que hay que cambiar las reglas del juego, porque según estamos, aquí siempre gana la banca, y si no gana, se saca una ley que les permita otra trampa.

Basta.

A por ellos!!!


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