El teorema de la carne

 

Alguien debería decirle a Albertito que el problema de España no es el consumo de carne, sino el exceso de chorizos.

Sus habilidades matemáticas le han llevado a deducir que para producir un kilo de bistec se consumen miles de litros de agua de manantial, imagino el resultado de un kilo de merluza siguiendo esa regla de tres.

Si Albertito no fuese economista y Ministro de Consumo, la cosa aún tendría su gracia, pero el buen chaval acostumbra a regalarnos periódicamente monteradas de primer nivel.

Tampoco ha sido lo necesariamente avispado para equilibrar la balanza mostrando apoyo al sector agrario español que sufre acoso y derribo desde dentro y fuera de nuestras fronteras y del que el señor Ministro no dice ni mu.

Amargo era el lamento del gitano, cuyo burro, tras aprender a no comer, va y se muere. Tanto entrenamiento para nada.

Esta parida, la del Ministro de Universidades, las de Irene, las de Calvo y las demás cumplen varias funciones.

Primera, cabrear al personal para que entre al trapo y tenga con qué entretenerse, no sea que encendamos la neurona colectiva y decidamos tomar el Congreso en plan sunami vitaminado.

Segunda, servir como distracción de las otras canalladas que se publican en el BOE, que ninguno de nosotros lee por no tener dibujos, tira cómica ni sección de deportes.

Tercera, demostrar que mandar a Eurovisión a Chiquilicuatre no fue fruto del azar. Nuestro sentido del humor es realmente oscuro, y así lo hemos demostrado desde tiempos escolares, eligiendo delegado de la clase siempre al más pamplinas.

Con ese espíritu y con unas cuantas papeletas hemos creado la versión negra de un triste circo ambulante y los hemos puesto a dirigir un país.

Señor, llévame pronto.