16 octubre 2023

La Bandera

 


Desde que comenzó el proceso secesionista de Cataluña, la estelada ha cubierto y encubierto tantos embustes, delitos y abusos que la elasticidad de su tejido parece no tener límites.


Siempre he considerado esta situación improcedente y fuera de lugar, sobre todo para aquellos que creyeron en el proceso de forma honesta.


Hace unos días, un matón expulsaba de un mitin socialista a quienes portaban la bandera nacional.

No es ningún secreto, el socialismo es el enemigo público numero uno, a día de hoy, para España como Nación, para la Democracia, para la división de poderes, para la justícia, para la historia, para la inocencia infantil y para tantas otras cosas.

Expulsar del acto a los sorprendidos portadores de la bandera nacional fue, lo crean o no, un inmenso favor, toda una declaración de intenciones, y el destape de que el socialismo solo da la bienvenida a resentidos y enemigos de la Patria.

Este acto debería abrir los ojos a muchos que siguen sumidos en el canto de sirena del socialismo y deberíamos agradecerlo aquellos que tenemos un sentimiento patrio.


Ampliando el objetivo, el resto de formaciones, están haciendo el mismo mal uso de nuestra bandera, que hicieron los catalanes con su cubana, olvidando que la bandera española no tapa vergüenzas, no cobija cobardes, no oculta delitos, no perdona traidores y no olvida ofensas.


Son muchas las formaciones políticas, asociaciones y agrupaciones las que, envueltas en nuestra bandera, han hecho más mal que bien, tratando de adueñarse del sentimiento patriota, y decepcionando una vez tras otra, hasta quitarnos las ganas.


La bandera Española no lo tapa todo, y por ese motivo, yo no acudí a Barcelona el 8 de octubre, porque la última vez, envuelto en la bandera española, estaba el discurso de Iceta.

Que me engañen una vez, no es culpa mía, es mi buena intención contra un engaño, pero la segunda, es voluntaria, porque ya sabes lo que va a pasar.

Seguro que el discurso del ex alcalde socialista fue estupendo.

No pretendo restar un ápice de éxito a la convocatoria, pero a mi edad, no creo en duendes, ni en casualidades.


Mi bandera está mejor colgada de mi balcón, ondeando al viento, que paseando por Barcelona, con fines políticos.


Solo la estelada tiene el poder de taparlo todo, señores, no permitamos que hagan lo mismo con nuestra bandera!

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