22 abril 2022

SEA AMABLE LECHES!



 La simpatía es un bonito accesorio que no todos estamos dispuestos a lucir, a pesar de ser de las pocas cosa que quedan gratuitas y libres de impuestos.

Estando de cara al público, tienes que aguantar muchas cosas, de las que te ríes cuando la experiencia acumulada tras años, te muestra que el comportamiento de las personas es tan dispar como disparatado.



Mi trabajo consiste en abordar a posibles clientes, y las situaciones cómicas se repiten cada día. Desde la persona que intenta esquivarte con un recorte digno de futbolistas de primera, derrape incluido...pasando por los que te levantan la mano como señal de stop, (queriendo decir NI ME HABLES), y llegando incluso a la siempre lamentable falta de educación con una persona que está haciendo su trabajo y sólo te ha dicho buenos días.



La experiencia me enseñó a no tomármelo como algo personal, a no dar importancia a quienes te esquivan o no están interesados, a valorar a aquellos que si lo están, o que amablemente pueden permitirse escuchar durante 30 segundos tus explicaciones antes de pasarse 20 minutos mirando la vitrina de los móviles.

La experiencia también me enseñó a darme la vuelta y decir adiós educadamente, en determinadas ocasiones, mientras pienso “así se te caigan las uñas y te salga un buen grano en el culo, que te veo rascándote con el marco de la puerta, bonita”, y al segundo continúo como si nada.



Al diferencia de la educación, la amabilidad de una persona es difícilmente detectable por su aparente estatus social, y suelen ser más amables y sinceras las personas con menos recursos, generalmente.

En ese caso parece más justificada la falta de educación, que en una persona vestida de diseño y oliendo a perfume que pretende mirarte por encima del hombro.



También sigue habiendo, cada vez menos por suerte, personas que se niegan a hablar contigo si no les hablas en catalán, o que se niegan a vincularse con una empresa que no sea catalana, corrijo, indepe...y es algo que salta a la vista enseguida y contra lo que no gasto esfuerzos.

Es una guerra perdida, aunque no lo quieran entender.

Matemáticamente, hay siete millones de catalanes que no tienen esas limitaciones, así que si debo elegir clientes, entre uno y siete...lo tengo bastante claro.



A pesar de todo, disfruto de mi trabajo, no nos equivoquemos.

La actitud lo es todo cuando has de ganarte la confianza de personas que no te conocen, y gracias a Dios, cada noche me voy a la cama con la conciencia tranquila y con el calor de saber que he hecho un buen trabajo.

No importan las doscientas veces que te han dicho no, sino las cuatro que te han dicho si, incluso si son dos.



Sea amable, puede serlo incluso cuando no le interese lo que le proponen. No le costará nada, y en lugar de tener que tomar tila para calmar su mala leche, podrá disfrutar de una cerveza!










 

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