18 abril 2022

ESPERANZA

 


Detrás del estallido de una guerra casi siempre hay motivaciones políticas, étnicas, extremismos desmedidos, o la ambición por controlar recursos naturales, tecnológicos o comerciales.

Jamás comienza una guerra por voluntad de los pueblos implicados, siempre son ocasionadas por la incapacidad de sus dirigentes para conseguir sus objetivos con la honorabilidad que cabría esperar de ellos.



La mediocridad es el más leve defecto que podemos encontrar en un País en el que la Fiscal General del Estado se fuga, imputada por fraude fiscal, evasión y blanqueo de capitales junto al poco memorable expresidente Zapatero.

No queda un sólo garbanzo blanco en ésta olla.



Estos señores, a los que nosotros votamos, lucen orgullosos sus títulos del capitán pescanova, que según creo, envían contra reembolso a cambio de cuatro códigos de barras.



Su codicia les mantiene ocupados revisando de qué partida presupuestaria obtendrán su próxima mordida mientras su incompetencia les domina y les obliga a gobernar con el poder del miedo, ya que no cuentan con la credibilidad ni la destreza para hacerlo de otra forma y no hay asesor en el mundo capaz de hacer pasar un chorizo por un jamón de jabugo.



Gobernar mediante el miedo y el expolio pisoteando a la población da resultado, salta a la vista, hasta que aparece en escena un factor que históricamente, ha levantado a los pueblos, generalmente demasiado tarde, en contra de sus dirigentes.



Me refiero a la ESPERANZA.

La esperanza ha hecho justicia en muchas ocasiones, a veces de manera atroz, tanto como lo exija la situación que la despierta.

Y en nuestras vidas hoy reina el estruendo del expolio fiscal, la amenaza, el abuso, el miedo, la decepción, la corrupción y la mentira, lo que no augura un despertar apacible para tan temperamental aliada.



Muchos me preguntan porqué no salimos a la calle, a protestar, a meterle las cabras en el corral a ésta mafia gubernamental, y la respuesta es sencilla.

No hay un sólo rayo de esperanza en éste escenario político.

Ni siquiera la mal titulada extrema derecha, porque su objetivo no es romper la baraja, ni cambiar las reglas, sino coger asiento.

Sólo es un espejismo, y ésto, puedo afirmarlo porque lo he vivido desde dentro.



Cuando el corazón de los españoles albergue un brote de esperanza, no tendréis dónde esconderos. NINGUNO.









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