23 julio 2021

Dos bandos

 


No puedo contar como experiencia personal lo ocurrido en la guerra ni en la postguerra, aún no había nacido, y no estaría escribiendo sobre esto, si quienes perdieron no se encargaran de recordarlo cada día.
En una guerra siempre hay dos bandos, y hasta donde yo sé, ninguno de ellos envía flores al otro. Tan atroces son los actos de unos como de otros, tan sombrías las circunstancias que desataron ese infierno, por ambas partes, que seguir removiendo el asunto, o intentar borrarlo de la memoria colectiva mediante la censura o removiendo muertos debe considerarse otro crimen de guerra.
Vencedores y vencidos deberían estar en paz tantas páginas después, aunque parecen empeñados en volver al punto de partida, repitiendo a pies juntillas los factores que desencadenaron uno de los capítulos más oscuros de nuestra historia.
El alzamiento fue la necesaria respuesta al atropello del pueblo y el inicio de una España unida, próspera y segura, llena de unas virtudes que hoy se empecinan en pisotear una serie de Gobiernos, nacidos de aquellos días, que entre todos juntos, no han sido capaces de hacer por España una fracción de lo que nos legó un dictador.
Háganselo mirar señores, pues sus políticas nos están quitando los derechos que nos dio una dictadura, y eso no habla nada bien de ustedes.
No recaudan suficiente para saciar sus apetitos, cuando aquel señor tan malo, sin recaudar impuestos, hizo más obra social e implantó unos beneficios a los españoles que hoy ustedes son incapaces de mantener.
Tampoco han podido sostener el peso como Nación dentro del proyecto europeo, y en lugar de ser considerados una potencia, nos han convertido en sus mendigos, de quienes no se fían por ladrones.
Tengo mis razones para no vitorear a Franco, ni al Rey, y aún mayores las tengo para no estar a favor de ninguna de sus perversiones.
Están logrando que aquella España, hambrienta y demacrada tras una guerra, sea un escenario más atractivo y con más posibilidades, que esto que están construyendo, que no sé cómo llamarlo, y no se parece en nada a lo que entiendo por Patria.
El que la sigue, la consigue, y ésta alianza de patanes, ladrones y criminales van acumulando méritos, a derecha, izquierda y giratorios, para acabar enterrados en una remota cuneta, si no son pasto de la hoguera.
Han pasado todos los límites, han profanado todo lo profanable, han robado el presente y el futuro, se acerca la hora de ajustar cuentas.
Habrá que elegir bando, entre el pueblo, o la canalla.




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