11 julio 2021

Comodín



Me consta que en Sociedad Civil Catalana hay personas que valen la pena.

Una organización que destacó en su momento, en pleno forcejeo del nacionalismo catalán, sobredimensionándose bajo el concepto de figurar como un punto de flexión y entendimiento, encaminados a fomentar el diálogo siempre dentro del respeto a España y su integridad.

Tuve ocasión de colaborar estrechamente en la organización de algunos actos, cuando todos salíamos a la calle porque lo requería la necesidad de decir basta a la imposición del monotema independentista.

Por aquellas fechas no faltaban tampoco tensiones internas, entre los diferentes grupos que participaban en aquellos eventos, miradas por encima del hombro ni reproches fuera de lugar.

Yo fui atacado y cuestionado personalmente por todos los flancos.

La dificultad de organizar un acto en Gerona, de encontrar apoyos, ya no digo soporte, unidos a la masificación de convocatorias de todo tipo en Barcelona (ombligo del mundo), en muchos casos con un cartel alejado de su intención, fueron causantes del desánimo generalizado y la evidente falta de asistencia.

Gerona tuvo tres acciones gloriosas, una manifestación multitudinaria que lució la enseña por sus calles e hizo sonar el Himno a las puertas de la Casa del Pueblo, sumiso al proceso independentista durante décadas.

El proyecto Vía Augusta, imitado una y otra vez por unos y otros, que nos enseñó otra forma de hacernos visibles dentro y fuera de nuestras fronteras.

Y la celebración del día de la Constitución, icono de la resistencia ante una jauría de CDR´s enfurecidos e incapaces de evitar un sencillo acto homenaje y posterior baile de pasodobles.

En todos ellos participaron representaciones de diferentes siglas, con sus más y sus menos, pero todos a una.

La deriva de unos y otros imposibilita a día de hoy gestionar algo de similar envergadura.

En el caso de SCC, una clara propensión a defender el relato socialista que ha ahogado toda transversalidad y neutralidad.

Siempre ha habido notas disonantes, no sólo en SCC, sino en cualquier agrupación de cierto volumen, donde diferentes opiniones tienen que convivir, siendo entonces cuando mantenerse fiel a los fundamentos sobre los que te sostienes es el único modo de mantener un proyecto a flote.

Ahora entiendo comportamientos que arrastraron al fracaso diferentes actos, condicionamientos, abandonos a última hora y desestabilización de proyectos. Transversalidad ha sido una palabra comodín, utilizada para maquillar inclinaciones políticas claras, que debían mantenerse interiorizadas.

La historia del Constitucionalismo en Cataluña ha estado siempre marcada por falsos profetas, héroes de pacotilla y buscadores de oro que nos han distraído de nuestro objetivo y en consecuencia, hemos perdido esta batalla.

Quedan mucha guerra por delante, y teniendo la ventaja de que ya nos conocemos todos, igual podemos recuperar parte de lo perdido, si los pocos que quedamos mantenemos el honor. 


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